Ni kombucha ni kefir, a mí sírvanme Guarapo
Bloguera: Laura Mora
Fotografía: Alcaldía de Bogotá. 2022.
En tiempos de la moda del kéfir, los tibicos y la kombucha, el guarapo, típico del campo colombiano, es la revolución del campesinado, una tradición de la Orinoquía que está más viva que nunca. Actualmente, vivimos obsesionados con los fermentados, y las nuevas tendencias nutricionales nos hablan de la importancia de consumir fermentos para mejorar la microbiota intestinal. De ahí que resurjan bebidas que nuestros ancestros preparaban hace siglos.
Hace unos años, mis médicas me recomendaron el kéfir. Al investigar, casi me caigo cuando descubrí que un litro costaba 28.000 pesos colombianos, ¡hace tres años! Asumo que hoy en día es más caro, porque una botellita de kéfir, kombucha o tibicos ronda el dólar. Al probarla, pensé: "¿Esto sabe a guarapo? ¿Será lo mismo?" Así que me propuse investigar. Y sí, descubrí que el guarapo es un fermento de agua, es de esa misma familia, poco estudiado, pero igual de “funcional”. El guarapo es un fermento de agua que se usa desde hace años en el Llano, se toma con “totumo” y hielo. Sin embargo, no es tan conocido en algunos lugares.
La clave del guarapo así como de las demás bebidas fermentadas, está en conseguir los gránulos, las pepitas que se forman en la fermentación, es decir, “las bacterias y levaduras que generan la fermentación”. Generalmente, el guarapo proviene del jugo de caña de azúcar y el maíz trillado. Aunque ya solo nos venden o regalan “los gránulos”. La mezcla de estos elementos en agua genera el fermento en unos tres días, creando una bebida con un toque de alcohol, como es típico en estos procesos. Con esto, la gente del campo se ha "emparrandado" por generaciones.
Mi abuela decía: "¿Cuándo veía a la gente del campo enferma? Nunca, porque tomábamos guarapo". De niña, crecí tomando guarapo, y mi abuela le daba un toque especial con cáscara de piña. Me daba mis probaditas para "subir las defensas", y no se equivocaba. El guarapo tiene propiedades curativas. Investigaciones actuales revelan que los fermentos aportan beneficios para la salud: son antimicrobianos, antitumorales, anticancerígenos, hipocolesterolémicos, antihipertensivos, antidiabéticos e inmunomoduladores, entre otros[1].
¿Dónde conseguirlo? Aunque no es complicado, encontrar los gránulos puede ser un reto, especialmente para los que vivimos en ciudad, pero no es una misión imposible. A partir de mi experiencia y mi hobby como “fermentadora aficionada”, recomiendo buscar en "guaraperías" si es posible ir a un pueblito, ahí alguien tiene, pero la segunda opción es unirse a grupos de Facebook de "fermentadores caseros", aunque suene bizarro, se regalan, intercambian y venden. Realmente está de moda. Luego de conseguir estos gránulos, solo debes mantenerlos vivos en agua con panela o azúcar, y cada dos días tendrás tu guarapo listo. Puedes saborizarlo con cáscara de piña o frutas a tu gusto. ¡Opinión impopular: supera a la kombucha y los tibicos por mucho!
Ahora, en tiempos donde se modernizan las costumbres y se rebautizan con nombres más sofisticados, el guarapo sigue siendo una tradición invaluable de nuestros campesinos. En el campo se sabía bien de los beneficios nutricionales y medicinales de esta bebida legendaria. Genial el kéfir, la kombucha o los tibicos, pero en los llanos tomamos guarapito. ¡Volvamos a su sabor! ¡Volvámoslo famoso otra vez!
Referencias:
[1] Universidad de Guanajuato. Bebidas con probióticos y su impacto en la salud. 05 de diciembre de 2022.
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