Alternativas para la producción de arroz ambientalmente sostenible en la Orinoquia
Antes el “ojímetro” era el indicador, hoy ya no. Se mide la cantidad de nutrientes que
tiene la planta y la composición del suelo para saber exactamente qué requiere y qué no.
Luisa Fernanda García González 1
En medio de la pandemia por el COVID-19 se ha hecho notoria la esencialidad del
alimento para la humanidad. Particularmente, en Colombia se fijó una lista de 26
productos de primera necesidad dentro de los cuales se encuentra el arroz 2 .
Actualmente la producción de arroz en el país se concentra en los Llanos Orientales,
siendo esta una de las principales fuentes de gases de efecto invernadero en la región,
después de la ganadería extensiva 3 . Alguna de las certezas en medio de esta época de
incertidumbre es que el cambio climático permanecerá tras el COVID-19 y que no
podemos renunciar a la producción de alimentos de la canasta familiar. Por esto, es
importante no escatimar esfuerzos en explorar formas de sembrar arroz de forma
cada vez más sostenible.
Impactos ambientales del cultivo de arroz
El cultivo de arroz puede generar diferentes impactos negativos al ambiente. Uno de
los más relevantes es la producción de metano y óxido nitroso, potentes gases de
efecto invernadero que contribuyen al calentamiento del planeta 4 . Esto ocurre
principalmente por la descomposición de materia orgánica en las condiciones de
humedad que se requieren en el suelo para el cultivo.
Al ser una planta que crece sobretodo en las sabanas inundables de la Orinoquia, se
generan impactos nocivos en el agua, como contaminación con fertilizantes y
plaguicidas; uso irracional o desperdicio del recurso hídrico; sedimentación y
1 Abogada con estudios complementarios en Periodismo de la Universidad de los Andes. Oriunda de Aguazul, Casanare. Miembro del Centro de Pensamiento Estudiantil Orinoquia (CPEO). Contacto:lf.garcia10@uniandes.edu.co
2 Según la Resolución No. 078 de 2020, el arroz para seco es parte del listado de primera necesidad durante la Emergencia Económica, Social y Ecológica declarada por el COVID-19 en Colombia.
3 Cormacarena, Corporinoquia, CIAT y Ecopetrol (2017). Plan Integral de Cambio Climático para la Orinoquía (PRICCO), departamentos de Arauca, Casanare, Meta y Vichada. Inventario de GEI p. 12. Disponible en línea: www.cormacarena.gov.co/descargarpdf.php?libro=7420.
4 The Intergovernmental Panel on Climate Change- IPCC, 2007. Climate Change 2007: The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Fourth Assessment Report of the IPCC [Solomon, S., D. Qin, M. Manning, Z. Chen, M. Marquis, K.B. Averyt, M. Tignor and H.L. Miller (eds.)]. Cambridge University Press, Cambridge, United Kingdom and New York, NY, USA. Disponible en: www.ipcc.ch/report/ar4/wg1/
afectación de la vegetación de cuerpos de agua. Todos estos factores acentúan el
agotamiento de las fuentes hídricas de las cuales depende el mismo cultivo.
Igualmente, la producción de arroz en la Orinoquia representa una gran amenaza de
degradación de los suelos. Estos pueden contaminarse con residuos agroquímicos y
perder el equilibrio natural de nutrientes ante el uso excesivo de fertilizantes. Por
otra parte, el cultivo acelera procesos de erosión, como consecuencia del arrastre del
suelo mediante el riego. Otro de los impactos es la compactación del terreno por el
paso de maquinaria.
Pese a lo anterior, ha habido avances del sector arrocero del país para generar
impactos ambientales positivos en su actividad agrícola. Según la Federación Nacional
de Arroceros, Fedearroz, el cultivo de arroz bajo riego mejora algunas características
del suelo, captura CO 2 y aporta en cada cosecha seis toneladas de materia vegetal por
hectárea, mejorando su estructura. Por otra parte, las nuevas variedades de arroz,
apoyadas por el gremio, han disminuido el uso de agroquímicos, reduciendo así la
contaminación 5 .
A los impactos que enlista Fedearroz podría agregarse que en la Orinoquia el cultivo
ha generado un cambio de uso del suelo, pues gracias a avances académicos, técnicos
y científicos en el acondicionamiento de terrenos, el arroz se ha fortalecido en zonas
antes infértiles o aprovechadas ineficientemente para pastoreo.
Medidas para disminuir los impactos ambientales negativos
La Sociedad de Agricultores de Colombia, el Ministerio de Medio Ambiente y
Fedearroz, publicaron en 2002 La Guía Ambiental para el Subsector Arrocero6
que
propone varias medidas para afrontar sus impactos negativos.
En relación con la emisión de gases de efecto de invernadero, se recomienda evitar
embalse prolongado y mantener drenajes. Es decir, impedir que el agua permanezca
aposada por mucho tiempo en el lote y con esto desechar la idea de que se requiere
mantenerlo inundado para cultivar.
Para prevenir la contaminación hídrica, la Guía aconseja quitar el agua antes de
aplicar fertilizantes y plaguicidas, así como evitar drenaje después de aplicarlos.
Adicionalmente, recomienda realizar caballoneo a nivel 7 ; no sembrar lotes que
requieran alto consumo de agua; mejorar retención de humedad con abonos verdes;
5 Sociedad de Agricultores de Colombia -SAC, Ministerio del Medio Ambiente y Fedearroz (2002). Guía Ambiental para el subsector arrocero. Dirección General Ambiental Sectorial. Pp. 5. Disponible en línea: www.fedearroz.com.co/normas/Guia%20Ambiental%20para%20el%20subsector%20arrocero.pdf
6 Ibíd.
7 Caballón es el lomo o montículo de tierra que se dispone para contener las aguas o darles dirección en los riegos. El caballoneo a nivel consiste en el trazado de curvas en el terreno con montículos de tierra a determinada elevación.
limpiar constantemente los drenajes y prevenir la erosión de los canales.
Adicionalmente, se debe revisar el diseño de riego y drenaje para implementar
medidas que hagan más eficiente el uso del agua, así como monitorear
frecuentemente el aforo de fuentes hídricas y canales.
Estas medidas coinciden con las que menciona Campo Elías Urrutia, un tradicional
agricultor de la capital arrocera de Casanare: Aguazul. Campo Elías expuso a Llano
Adentro que una de las primeras actitudes que han cambiado durante su trayectoria
ha sido tratar de racionalizar el agua. Según él, eso implicó cambiar técnicas de
preparación de suelos utilizando máquinas para tratar de dejar la capa orgánica al
alcance del agua. Explicó que “antes las preparaciones eran muy rudimentarias y el
suelo quedaba con muchos altibajos, lo que implicaba hacer unas barreras inmensas
para retener el agua y que subiera para alcanzar los altos. En esas condiciones se
necesitaban tres o cuatro litros de agua por hectárea. Con el uso de tecnología de
precisión como la herramienta Land Plane (una pala que esparce la tierra) y los
caballoneos más bajos con el uso de las taipas, esos tres a cuatro litros bajaron al uso
de aproximadamente un litro de agua por hectárea en el sistema de riego”.
Por otra parte, para mitigar la degradación del suelo la Guía recomienda contemplar
la rotación del cultivo, con leguminosas, por ejemplo. Además se recomienda realizar
la labranza con la humedad y el equipo adecuado, siempre en sentido perpendicular.
También se indica que es fundamental realizar un análisis tanto físico como químico
y biológico de suelos periódicamente con el fin de tomar mejores decisiones. La Guía
hace igualmente énfasis en revisar el cumplimiento de las normas sobre manejo de
los agroquímicos y hacer una gestión de los residuos de envases que se generan. En
cuanto a la compactación se promueve la reducción de los pases de maquinaria y en
la pos-cosecha, se sugiere reincorporar residuos de la producción al suelo como
abono orgánico o forraje para animales.
Campo Elías concordó con la mayoría de las medidas sugeridas por la Guía para
minimizar los impactos en el suelo. Nos dijo que antes el “ojímetro” era el indicador,
hoy ya no. Se mide la cantidad de nutrientes que tiene la planta y la composición del
suelo para saber exactamente qué requiere y que no. Nos comentó que recientemente
ha puesto en práctica la reincorporación de los residuos de la cosecha y que ha
notado los beneficios por lo que se lo ha aconsejado a otros agricultores. La tradición
era quemar todos estos residuos tras la cosecha. Se trata de los tallos de la planta y el
follaje verde que la máquina separa al cortar el grano. Lo que ha hecho es quitar esto
de la superficie y meterlo debajo del suelo para su descomposición.
La Guía Ambiental referenciada reconoce que la formación de conciencia ambiental
entre los arroceros se entiende como un proceso gradual. Los resultados de este
proceso están condicionados por varios factores: su situación económica; la
infraestructura de servicios de apoyo de cada región; las políticas de apoyo del Estado
y la acción de otros agentes como universidades, vendedores de agroquímicos y
maquinaria, financiadores, administradores de distritos de riego, entre otros. A continuación, se hará referencia de algunos factores que fungen como obstáculo en
Colombia para una producción más limpia de arroz.
Obstáculos
Juan Bernardo Serrano, productor de arroz en Casanare desde hace más de 30 años,
explicó en entrevista a Llano Adentro que en la finca Agrícola Yopal, en el municipio
de Nunchía, utilizan los mayores adelantos tecnológicos al alcance de los
colombianos. De esta forma, se está tratando al máximo de implementar técnicas
innovadoras en preparación, haciendo nivelación de suelos y curva a nivel con un
sistema GPS que permite mejor manejo del recurso hídrico 8 .
Este escenario es excepcional entre los arroceros de la Orinoquia, en gran parte por
aquel costo país del que habla Juan Bernardo, que se refiere a las cargas fiscales y los
precios de algunos bienes esenciales que afectan los niveles de competitividad del
país. Según Serrano, aunque el gremio arrocero ha tomado varias medidas, hay
mucho por hacer para fortalecer la triada gobierno – academia – productores.
Indiscutiblemente, todos los arroceros deberían usar mejor tecnología y generar
menor impacto en el ambiente. Sin embargo, para eso se requiere financiamiento y
acceder al crédito agropecuario en Colombia es completamente difícil, en palabras de
Serrano porque “no hay una mentalidad de fomento real, sino es burocracia”.
Sumado a esto, Juan Bernardo apuntó que la autoridad ambiental, que debería ser un
actor importante en lograr una producción más limpia de arroz, ha tenido un
acercamiento represivo e impositivo con el agricultor ya que se limita a cobrar.
También cree que no es una aliada con quien se pueda contar; “podría ser más
proactiva que impositiva, menos literatura y multa”, afirma el arrocero.
En resumen, Juan Bernardo considera que para mejorar la gestión ambiental del
cultivo se requiere un proceso concertado de la mano de los agricultores. “Los
productos y tecnología ya son menos dañinos. Yo pienso que el respeto al medio
ambiente ha mejorado comparado con lo que hacían los viejos. No obstante, hay
mucho por hacer para superar las faltas de las políticas gubernamentales”.
Por su parte, Campo Elías Urrutia indicó que para avanzar hacia un arroz sostenible
en la región no se puede hablar solo de lo local, sino que se requiere de ajustes en la
política agraria nacional y de mercado internacional.
El arrocero aguazuleño puntualizó los desafíos que considera existen en el camino de
la sostenibilidad del cultivo: (i) limitar la expansión de la frontera agrícola; “si
continuamos invadiendo terreno a costa de eliminar cuánta cosa aparezca, vamos
para la catástrofe”. (ii) Mejorar la conciencia de los agricultores de sembrar lo que
realmente se puede sembrar, es decir, tener claras y respetar las barreras donde no se
8 Agrícola Yopal (2018). Caballoneo Satelital – Yopal, Casanare. [video]. Disponible en línea:
https://www.youtube.com/watch?v=zeSkFub_yqE&t=18s
puede cultivar como zonas de protección ambiental. (iii) Dar un direccionamiento
nacional a las condiciones del mercado, el precio del arroz y las decisiones de
importación que resultan desventajosas para la industria nacional.
Como se ha evidenciado, la Orinoquia ha avanzado en el camino hacia una producción
de arroz ambientalmente sostenible. Pese a esto, todavía hace falta unir muchos
esfuerzos para que cada agricultor integre a su producción una misión protectora de
los recursos naturales y tenga acceso a la oferta tecnológica que le permita adoptar
mejores prácticas. No sobra insistir en que mejorar el desempeño ambiental de la
producción de arroz se justifica indiscutiblemente en asegurar a la actual generación
de agricultores y a quienes los sucedan, el ejercicio de una actividad viable en el
tiempo. Una actividad de la cual depende la seguridad alimentaria de los colombianos
y de gran parte de la humanidad.
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