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Foto del escritorDamaris Paola Rozo López

Casanare: tiempos de crisisclimática y pérdida de biodiversidad

Actualizado: 8 feb 2021

Damaris Paola Rozo López


La tragedia que viven los animales silvestres de la Orinoquia es producto de las intensas olas de calor, la falta de agua y la aniquilación de sus hábitats naturales; problemáticas que aún se pueden enfrentar para cambiar el destino de la biodiversidad en la región.



Ver las desgarradoras imágenes de chigüiros débiles, endebles y raquíticos en el Casanare permite considerar varias cuestiones con respecto a la relación ser humano-naturaleza y el impacto de esta en el detrimento de nuestros ecosistemas nacionales y, por consiguiente, de la vida en la tierra. La realidad de Colombia parece no ser distinta a la del resto del mundo, pues está basada en relaciones de mercado, explotación e individualismo. Dicho tipo de relaciones, le da al ser humano la ilusión engañosa de poder dominar a la naturaleza y moldearla a partir de sus deseos y necesidades casi infinitas dentro del sistema de consumo en el que estamos inmersos.

En la actualidad, el fundamento detrás del consumo excesivo, la explotación desmedida y el individualismo extremo se está cuestionando debido a la crisis climática, la expansión de enfermedades, la deforestación y desaparición de los bosques y el impacto negativo de la explotación minera en los ecosistemas. Hace unos años, estas problemáticas no parecían ser centrales; sin embargo, ahora juegan un rol primordial en las acciones y decisiones de los estados.


Uno de los casos que evidencia la necesidad de enfrentar este problema con rapidez es la sequía del departamento de Casanare en la Región Orinoquia. Especies como los capibaras están pasando por un gran desabastecimiento de agua, el cual apaga sus vidas lenta y dolorosamente. Esta situación muestra la importancia del chigüiro para los ecosistemas de las región y la necesidad de implementar políticas regionales para la preservación y conservación de este animal silvestre y su hábitat.


Los municipios de Paz de Ariporo y Nunchía en tiempos de sequía se convierten en gigantes tumbas de animales silvestres. Entre diciembre y abril, la mayoría de los grandes y pequeños ríos de estos municipios están sin agua, dejando a la vista solo piedras y un suelo cuarteado como paisaje natural. Sobre esta problemática, la comunidad afirma, que hay un abandono por parte del Estado en el que “el Llano y los llaneros están a la despensa de nada”y en la que predomina el deterioro ambiental del territorio, antes rico en agua y biodiversidad. No obstante, el ecosistema característico de la región es la sabana inundable, con grandes extensiones de pastizales y una gran riqueza en términos de biodiversidad. Este ecosistema, en gran medida reconocido por su condición húmeda y con altas cantidades de agua, tiene ahora condiciones climáticas impredecibles en las que se generan cambios radicales del clima que afectan a animales silvestres y sus hábitats.


Para la comunidad de estos municipios el “gobierno nunca ha prestado atención” a esta problemática, por lo que catástrofes como la muerte de cientos de chigüiros en el 2014 pueden repetirse sin que se haga nada. Esto se debe a que, por un lado, hay un alto grado de intensidad de las lluvias, y por el otro, hay sequías que se prolongan con el tiempo; lo cual no ha sido abarcado por las políticas regionales de la mejor forma. Este contexto ha llevado a los pobladores a “hacer un llamado al Gobierno para que les presten atención” y se tomen medidas efectivas para enfrentar la sequía y la masacre tanto de chigüiros, como de otros animales silvestres del territorio.

Al respecto, queda el interés de saber qué pasó en el 2014 con los capibaras y cómo se atendió aquella crisis en este período. Para este año más de 20.000 animales murieron en el Casanare por la sequía, de los cuales 5.000 fueron chigüiros. Ambientalistas de la región como Wilder Brugos y León Paz sostienen que las sequías no eran tan fuertes en años anteriores, ya que a pesar de que se secaban las sabanas, siempre permanecían los reservorios de agua, los esteros, los caños encharcados y las grandes lagunas. Asimismo, permanecía el agua veranera en los morichales, por lo que aves, tortugas, ganado y chigüiros tenían su líquido para sobrevivir.

Por ello, existen otras explicaciones plausibles que permiten comprender las fuertes sequías en el Casanare. Las intensas olas de calor y la falta de agua se han relacionado con el influjo de la extracción de petróleo en veredas como el Caño Chiquito, Normandía, Centro Gaitán, los Morichales, los Camarucos, la Hermosa, las Guamas y, en general, la zona de explotación petrolera de la región, la cual se localiza a 90 kilómetros de Paz de Ariporo. Es decir, que en el área donde sucede el daño ambiental, están varios de los yacimientos petroleros y de hidrocarburos que mantienen la locomotora minero-energética colombiana.


Algunos pobladores afirman que “las multinacionales que operan en Colombia y más en nuestro querido municipio, son las culpables y responsables en la mayor parte de ésta catástrofe ambiental". De igual forma, Emiliano Duarte, veedor ciudadano de Krátos, sostiene que “las medidas paliativas para remediar la 'megahecatombe' ambiental del chigüiricidio en nuestro Paz de Ariporo, ya no son necesarias porque los chigüiros ya están muertos”. De acuerdo a esta aproximación, lo importante ahora para la región y en particular para el Casanare, es denunciar que “estas son las consecuencias del impacto ambiental que dejan las compañías petroleras, ya que el agua la están agotando gracias a las perforaciones inclementes que efectúan a diario”. Es decir, que tanto el impacto del cambio climático, como las fuentes o prácticas antropogénicas han sido causantes del sufrimiento y la muerte de los animales de la región.


Además, otro aspecto visible a partir de las anteriores denuncias, es que el Estado y sus instituciones no han cumplido satisfactoriamente con el cuidado y la protección ambiental. Esto ha dado una sensación generalizada de abandono y falta de conciencia ambiental por parte del Estado colombiano y los gobiernos regionales.

La tragedia ambiental en la que los ganaderos de Paz de Ariporo fueron asediados por olores a muerto a lo largo del territorio y afectados por tener que ver “bandadas de buitres que se apelotonaban sobre los despojos más frescos” de chigüiros que al morir “ya eran solo pelo y huesos”, es un recuerdo que los llaneros no quieren revivir.

La “solución” se basó en la implementación de programas de repoblación de estos animales. Según el profesor del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional y especialista en Conservación de la vida Silvestre Hugo López, no se han tomado decisiones para la protección y el uso sostenible de los chigüiros en el Casanare. Lo que deja a estas especies a portas de quedar en peligro de extinción en esta nueva crisis ambiental. Por lo tanto, para el profesor es importante darle más fuerza y aplicabilidad a los temas y proyectos que se desarrollan desde la Mesa Técnica Interinstitucional del Chigüiro.


En conclusión, después de la experiencia de 2014, los gobernantes departamentales, regionales y nacionales no generaron alternativas y acciones suficientes que respondieran a la problemática ambiental de fondo: la falta de agua en tiempos de sequía y su impacto en la muerte masiva de los chigüiros. Esto se debe a que la solución a esta contingencia ha sido simplemente poner en funcionamiento grandes carrotanques de agua para suplir la necesidad de los animales silvestres del Casanare de forma inmediata. Esto, aunque es una solución a corto plazo, es insuficiente en términos del desarrollo gubernamental, debido a que como dicen los habitantes de Casanare, evidencia la falta de interés, preocupación y acción por parte de representantes y servidores públicos.


Es claro que si no se soluciona a profundidad este problema en el que los animales silvestres como los chigüiros se están viendo afectados, los próximos dolientes y las futuras muertes masivas por la inacción frente a la sequía y la falta de agua, serán los habitantes de la región. Por consiguiente, se resalta la necesidad y urgencia que gobernadores y tomadores de decisión regionales y departamentales tomen medidas que le apunten a un modelo de desarrollo sostenible en el que se prioricen políticas públicas de protección y conservación de esta especie.

Teniendo en cuenta la situación que asedia a los animales silvestres del Casanare, se puede afirmar que la mayor amenaza con la que se tiene que lidiar es el deterioro y la pérdida de hábitat, dado que esto es lo que profundiza las sequías y el impacto del cambio climático en la región. Una posible solución a mediano y largo plazo es la creación de una reserva natural en áreas donde actualmente se ubican los chigüiros. Esta reserva, según académicos y especialistas en el tema, debe enmarcarse en el cuidado del hábitat de estos animales. Lo anterior, a partir de procesos de reforestación que protejan el entorno y fortalezcan las características naturales propias del territorio. Lo que reducirá el impacto de los cambios de clima repentinos y asegurará la conservación de los animales silvestres que hagan parte de la reserva conformada.



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